Personaje emblemático de Lima, el librero Jorge Vega, ´Veguita´, falleció el 2013 a los 78 años. Dejó un insondable vacío.
RPP, 2013 febrero 03. El lunes 28 de enero de 2013, quedará marcado en el calendario como el día en que abandonó el mundo terrenal una de las leyendas urbanas que mejor aportó al hábito por la lectura de calidad en el medio periodístico, literario e intelectual.
Jorge Vega Escalante (1935-2013), “Veguita” para sus amigos, librero de libros viejos, falleció a los 78 años tras una larga lucha contra el cáncer de ojo. Sus amigos están dolidos porque ya no lo verán por las redacciones periodísticas cargando sus libros bajo el brazo, ni le escucharán soltar sus famosas frases y citas; tampoco de su amor por las mujeres de burdel.
Quedará como un personaje emblemático de la ciudad, un facilitador de libros, un amante de la vida y la libertad, que no solamente estaba vinculado al periodismo sino con diversos intelectuales, o personas que debían tomar decisiones en la formación de bibliotecas.
“Veguita”, como lo recuerdan quienes compartieron largas tertulias con él, fue un hombre pobre, humilde, pero rico en conocimientos; gran sibarita y amante de la música clásica. Poseía una memoria increíble para recordar autores, libros, citas y lugares; una suerte de fichero mental de cada persona, para saber cuál era el libro que podría venderle.
Celebridades como Luis Alberto Sánchez, Ciro Alegría, Nicomedes Santa Cruz, Pablo Macera, Alfonso Tealdo, Doris Gibson, entre otros, se beneficiaron con los libros que “Veguita” buscaba para ellos. Prácticamente abasteció a todos los escritores peruanos desde los años 60.
Su otra gran pasión -además de los libros y las mujeres- fue el mar, con el que se citaba cada tarde para amarlo, contemplarlo, disfrutarlo y ver cómo las olas se llevaban parte de su vida y se la devolvían completamente renovada. Solo la playa de La Herradura conoció sus más recónditos secretos.
Perteneció a esa casta de libreros viejos de antaño que hoy ya no existen, pues es difícil encontrar a alguien con esa pasión, como “Veguita”, que pueda sostenerse hoy en día vendiendo solo libros usados.
“Veguita” ya no está, quedan sus libros de páginas amarillas esperando ser rescatados, esperando nuevos lectores, esperando un nuevo anaquel donde ser colocados, antes que los gusanos hagan un festín de ellos.